Veredicto Premio Alma Máter 2014

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Quienes suscriben, Mercedes Pulido de Briceño, Jon Aizpúrua, Tinedo Guía, Antonio París Pantalone y Víctor Rago Albujas, miembros del Jurado del Premio Alma Máter 2014, dejan constancia de lo siguiente:

Una vez revisados y evaluados los recaudos presentados por las organizaciones y grupos de postulantes, el jurado decidió, con base en la trayectoria académica y profesional de los postulados, así como en la proyección de sus obras a escala nacional e internacional, otorgar el premio Alma Máter 2014 al doctor

Otto Lima Gómez

Paradigma del egresado ucevista cuya dilatada e ininterrumpida obra intelectual y profesional  ha contribuido en forma decisiva al enriquecimiento de la institución académica por medio de su elevado magisterio y de una copiosa producción investigativa. Su consagración incansable al ejercicio activo de la vocación médica y a la gestión en diversos servicios hospitalarios ha merecido igualmente vivo reconocimiento social y su sobresaliente obra de médico humanista, historiador de la medicina, analista minucioso y maestro eminente de generaciones de profesionales médicos ha recibido entusiasta acogida en las más prestigiosas corporaciones profesionales y académicas de Venezuela y muchos otros países y ha encontrado en la sociedad venezolana a lo largo de su fecundo desempeño genuina admiración y estimación permanente.

Actuó como Coordinador del Jurado Víctor Rago Albujas.

A los diecinueve días del mes de mayo del año dos mil catorce.

Mercedes Pulido de Briceño, Jon Aizpúrua, Tinedo Guía, Antonio París Pantalone y Víctor Rago Albujas


Palabras del doctor Otto Lima Gómez en el Aula Magna de la Ciudad Universitaria con motivo del Día del Egresado de la UCV. 30-05-2014

Me siento muy complacido y honrado en este acto por la distinción que se me ha hecho al otorgarme el Premio Alma Mater. Deseo agradecer la generosa postulación que me hizo la Academia Nacional de Medicina al proponer mi nombre para optar a este premio. También debo hacerlo a la Universidad Central de Venezuela, donde cursé mis estudios y trabajé 50 años en las facultades de Medicina y de Humanidades y Educación, realizando trabajos clínicos y de laboratorio en el campo de la medicina psicosomática y de la neuropsicología.

La medicina se transformó en una actividad científica cuando los médicos hipocráticos, abandonando la magia, se dedicaron al estudio de las manifestaciones de la enfermedad en el cuerpo del paciente. En el libro De Las Epidemias de la Colección Hipocrática, se le dice al médico  que tome el cuerpo del paciente como objeto de estudio utilizando sus sentidos y su razón. Esta fue la cuna de la Medicina Occidental, que durante 25 siglos se ha dado a la tarea de incrementar progresivamente las informaciones que ofrece el cuerpo del paciente, utilizando técnicas y procedimientos cada vez más sofisticados y precisos, que a veces llegan a avasallar la relación médico paciente, esencia del acto médico. A pesar de esto, nuestra medicina altamente desarrollada, sobretodo en el último siglo y medio, no ha sabido o no ha podido superar la objetividad y no ha incorporado debidamente el mundo psicológico de los enfermos y su entorno socio-cultural. Por ello, está en deuda con la praxis de una verdadera antropología médica, que  fundamente sobre una base personal la relación médico enfermo que ha sido y será siempre una camaradería itinerante, durante la cual, técnica y comunicación a través del lenguaje permitan  comprender cabalmente las raíces biográficas de la enfermedad.

Solamente una medicina que integre armónicamente y analice los tres mundos de la persona humana (órganos, psiquis y factores socio-culturales) podrá planificar racionalmente la salud individual y colectiva.

No quiero alargar mi exposición ya que, además, tengo el tiempo limitado, pero permítanme hacer una digresión sin la cual no me sentiría hoy satisfecho, pese a que al comienzo de mi intervención les manifesté mi complacencia, y ello porque mi satisfacción de esta mañana está inmersa en la indignación que siento por los atropellos a los derechos humanos y las violaciones a la constitución que nos rige. En particular, me duele el cerco que se tiende a las universidades autónomas y la forma brutal como se actúa con las manifestaciones de sus estudiantes que no hacen sino expresarse pacíficamente en defensa de su futuro. Hago votos para que esto cese y aunque sé que mi voz no es suficiente, estoy seguro que mil voces lo serán más temprano que tarde. Muchas gracias.